Desarrollada en 1985 por Baker, la Estimulación Magnética Transcraneal Profunda (Deep TMS) es un tratamiento de estimulación cerebral no invasivo, clínicamente probado, que utiliza campos magnéticos con el objetivo de activar circuitos neuronales en el cerebro y lograr una mejora de la sintomatología asociada a trastornos mentales como los trastornos depresivos, o los trastornos por consumo de sustancias y otros trastornos adictivos.
Esta técnica sigue el principio básico de que el cerebro, y sus circuitos neuronales, forman un tejido conductor de la energía eléctrica producida por los campos electromagnéticos generados por el dispositivo, capaz de estimular o inhibir las neuronas hasta una profundidad de casi cuatro centímetros.
El tratamiento mediante Deep TMS no necesita de cirugía, no precisa de hospitalización, no interfiere con las actividades de la vida diaria, ya que la las sesiones no superan la hora de duración, no produce efectos secundarios sistémicos y es compatible con otros tratamientos farmacológicos o psicológicos como la Terapia Cognitivo Conducutal (TCC).
Durante una sesión de Deep TMS, se coloca un casco que contiene una bobina electromagnética sobre la cabeza del paciente. La colocación, la intensidad, la duración y la frecuencia varían según las características neurofisiológicas del paciente, con el objetivo de individualizar cada protocolo a cada persona, según la gravedad de la patología o las necesidades de cada paciente. El electroimán, una vez en funcionamiento, genera pulsos electromagnéticos, indoloros. La estimulación es utilizada para aumentar la actividad neuronal en el área objetivo. En el caso de la depresión, por ejemplo, la deep TMS aumenta la actividad de la corteza prefrontal dorsolateral (CPFdl) izquierda, una región cerebral que, gracias a los estudios de neuroimagen, sabemos que se encuentra hipoactivada eléctricamente en pacientes diagnosticados con depresión mayor o depresión farmacorresistente.
Aplicada de acuerdo con los protocolos de seguridad establecidos y bajo la supervisión de un profesional sanitario, la deep TMS no produce ningún tipo de efecto secundario grave. Cualquier efecto adverso, de tipología leve, parece estar limitado a cefaleas temporales, o sensación de aturdimiento que desaparecen al cabo de minutos, y con el paso de las sesiones.
Es muy importante no confundir la Deep TMS con la terapia electroconvulsiva (ECT), dado que se trata de procedimientos diferentes. Al contrario que la Deep TMS, la ECT requiere de la sedación, de la aplicación de una corriente alterna ultrarrápida, hasta 500 veces superior a la utilizada por la Deep TMS, con el objetivo de provocar convulsiones en todo el cerebro, que pueden provocar efectos adversos no deseados como la amnesia.
Te invito a contactar con Javier Vázquez, Psicólogo General Sanitario y Candidato a Doctor en Neurociencia Clínica (688 785 715 – jcv.phd@gmail.com), si necesitas más información con relación al tratamiento mediante Deep TMS.
Aquí puedes encontrar más información con relación con el dispositivo de Deep TMS de BrainsWay que aplico como Técnico de la Unidad de Neuromodulación del Institut BRAIN 360, en Barcelona (Sarrià-Sant Gervasi).


